Al principio de verano he realizado 2 actividades con los chavales: una marcha de 1 día a la aldea de “Ait-ain-ito” y una visita a las famosas cascadas de Ouzoud (Muy recomendable si visitas esta parte de Marruecos).
MARCHA A AIT-AIN-ITO
Antes de hacer esta marcha, organicé votación entre 3 aldeas cercanas donde podíamos ir a pasar un día. A los chavales esto les encantó y se pasaron más de una hora debatiendo donde ir, sus caras de emoción defendiendo –uno o dos- cada una de las aldeas fue algo digno de observar. Al final salió “Ait-ain-itto” por amplia mayoría.
Ese día fueron 8 chavales, salimos una mañana de Junio a primera hora, sobre las 7. Eran poco más de 9 kilómetros, pero no quería que nos afectara el calor que ya iba haciendo en el valle, además es una delicia disfrutar del fresco que hace a esas horas de la mañana. Era la primera vez que me iba yo sólo con ellos, y no sabía como sería la comunicación, al final no tuve demasiados problemas, incluso me preguntaron cosas de chavales de 12 años a las que “creo” respondí.
La marcha fue bastante ordenada, y en algo más de hora y media la hicimos. Por el camino paramos brevemente en Fakhour –recomendable visita al granero, que nosotros dejamos para la vuelta-, donde los chavales presumieron un poco de pertenecer al Tagumat. Como en esta foto, todos andando ordenadamente uno detrás de otro.
El trigo ya estaba casi maduro, estuvimos cogiendo y comiendo espigas todo el camino –para ellos es como comer pipas. Me enseñaron como se pelaban y enseguida le cogí el tranquillo, ¡Que ricas están!-.
Cuando llegamos a Ait-ain-ito, preguntamos por una buena sombra, y nos dijeron de una gran arboleda al lado del río, sin dudarlo nos instalamos. Dejamos las mochilas y ordenamos un poco las cosas que habíamos llevado.
Tuvimos un rato de descanso, luego fuimos a buscar agua y algo de leña –para el Té- y sobre las 9:30 ó 10 nos pusimos a realizar actividades. Repetimos los juegos que ya sabíamos y realizamos alguno nuevo –juegos de calentamiento, de confianza en el grupo, juegos por equipos y ejercicios físicos-. Los chavales de la aldea vinieron a ver que hacíamos y les invitamos a participar, se lo pasaron genial hasta que llegó el momento de ir al colegio –afortunados ellos que tienen, según me contaron, clases bastante más días que los de Ifulu-.
Y después de varias horas, alrededor de las 2, nos pusimos a comer los que llevábamos –pan, sardinas, quesitos, algo de fruta y, como siempre, Té-.
Ya eran las 3 de la tarde, cuando recogimos y limpiamos todo, nos despedimos de algunos chavales y empezamos el camino de vuelta.
Hicimos una parada para ver el granero fortaleza, como habíamos hablado, en Fakhour. Ninguno lo había visitado, así que fue una bonita experiencia para todos. Es un granero bonito, con 3 pisos de altura, guarda bastantes objetos antiguos: vasijas, platos de madera, un vestido de lana para el invierno y una bonitas puertas antiguas con cerradura y llave de madera.
Acabamos de visitar la aldea, unas pocas casas en una ladera muy escarpada –que en esta parte del Atlas significa, “muy muy escarpada”, y salimos de vuelta para casa, a donde llegamos sobre las 5 de la tarde. Después de un bonito y relajado día de campo.
VISITA A LAS CASCADAS DE OUZOUD
Esta actividad era una de las más esperadas por los chavales de Tagumat. Les había hablado mucho de las cascadas, que se encuentran a escasos 100 kms del valle, y junto con la idea de pasar 2 días fuera de sus casas y viajar en coche –la mayoría no lo había hecho nunca-, la expectación que se levantó fue muy grande.
De los 8 pertenecientes al grupo, faltaron 2 porque tenían que trabajar en sus campos esos días. Y me acompañó un hombre de la aldea, mi gran amigo Hassan, para controlar que todo fuera bien durante el viaje.
Salimos con el alba para aprovechar al máximo el día y llegar a buena hora a las cascadas. Después de una hora de viaje, tuvimos que hacer una parada para vomitar un poco y estirar las piernas –la falta de costumbre en viajar en coche-.
Y después de otra hora de coche, por fin llegamos a Imi n-ifri -“la boca del lobo”, gran cueva y puente natural que se encuentra en la entrada del Atlas desde Demnat y que fue usado durante mucho tiempo como lugar de resistencia a invasiones-.
La visita fue breve, media hora larga, pero nos dio tiempo a estirar las piernas y movernos un rato entre rocas y dentro de la cueva.
El viaje fue bien hasta ese momento, pero a mi coche le dio por empezar a reventar ruedas –2 en ese viaje, 2 más a la vuelta a Madrid-, así que tuvimos que parar en Demnat a arreglar el pinchazo –no llevaba rueda de recambio porque ya la tenía destrozada, y si los mecánicos de aquí no me la reparan, es que de verdad significa que está totalmente destrozada-. Aprovechamos la parada para hacer una corta visita a la ciudad, capital de la provincia, donde la mayoría de los chavales no había estado nunca. Tomamos un Té en una cafetería –también algo nuevo para casi todos- y compramos algo de comer para el resto del viaje.
Tras recoger la rueda pinchada, continuó el viaje sin problemas hasta Ouzoud, eso sí, no pasé de 60 kms/hora.
Al llegar a estas imponentes cascadas, los chavales se quedaron sorprendidos por la belleza y grandeza del lugar.
Primero las vimos desde arriba, junto al aparcamiento, aprovechamos para hacernos unas fotos y descansar un rato del viaje, y a continuación bajamos para ver las cascadas en su máximo esplendor. En el camino de bajada vimos y jugamos con los monos, sólo en la TV los habían visto, y reaccionaron con muchas risas y algo de miedo.
Ya abajo, empezamos haciéndonos la tradicional foto delante de ella –hay muchos videos musicales que se graban aquí :-DDD -, luego estuvimos paseando un rato cada uno por su cuenta, más tarde comimos y por último nos dimos un paseo en “barca”. Disfrutamos viendo como un lugareño saltaba al agua desde unos 15 metros de altura y así, después de un par de horas, nos fuimos a dar un paseo por el pueblo.
A la vuelta al coche nueva sorpresa, de nuevo la rueda estaba pinchada, así que tuvimos que volver a arreglarla –menos mal que ambas veces ocurrió cerca de un pueblo, por lo que conseguir un mecánico no fue demasiado complicado-. Pero en vez de irnos a dormir a Afourer, a casa de mi amigo Simo, decidí regresar a Demnat para evitar nuevas sorpresas.
Lo que podría considerarse como un pequeño contratiempo, para los chavales fue una nueva aventura, ya que dormimos en un “hotel” muy económico que conocíamos. Apenas ninguno había dormido nunca en uno, así que la experiencia de nuevo fue maravillosa para todos, disfrutaron del baño y dormir en cama con colchón.
Acabamos la noche yendo a cenar pollo asado –nueva experiencia, en Ifulu el pollo se come en Tajine, así que comerlo de esta forma fue muy divertido para todos, al regresar fue casi lo que más les había gustado del viaje ;-D
Como las ruedas estaban regular, no quise arriesgarme a volver a Ifulu con mi coche, así que lo dejé en Demnat y nos volvimos todos en furgoneta tras pasar la noche.
Estaban todos reventados, se habían acostado tarde y levantado muy pronto, por los nervios y las ganas de pasear nuevamente por Demnat, así que el viaje de vuelta fue aprovechado por todos para dormir un poco.
Y ya en Ait-Tamlil, a media hora de casa y emocionados por regresar y contar lo vivido, se subieron todos en el techo y regresaron cantando los últimos kilómetros.
Desde ese día, todos los de Ifulu me preguntan insistentemente: Y nosotros, ¿cuándo vamos a ir a Ouzoud?
Se ve que los chicos lo pasaron bomba en esas escursiones !!
ResponderEliminarAbdú
Hola fernando, queria saber si en el valle la zarza que mencionas de los cultivos es la zarzamora?
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