viernes, 19 de junio de 2009

El coche roto. Una posibilidad de conocer buena gente

Iba a Casablanca a coger un avión, tenía que regresar una semana a Madrid para operarme. Decidí salir un par de días antes para ir tranquilo, y me fui a visitar a Simo –mi guía y amigo- y pasamos una tranquila y calurosa tarde en Afourer, de cafés, cybers y viendo gente. A la mañana siguiente temprano cuando iba a salir, después de un delicioso desayuno, la madre de Simo sonriendo me dijo que no me fuera… ahora en perspectiva se me ocurre pensar si será bruja o simplemente muy hospitalaria.

CIMG1489 Vista de Aldea cercana a Afourer

Sólo eran 300 Km, por carretera nacional y muy transitada, pero principalmente por llanuras y muy cómodos de conducir. El viaje fue genial durante las 2 primeras horas, pero de repente oí un ruido tremendo y perdí el control del coche un poco; mi grito de rabia, porque sabía que había pinchado y sin rueda de recambio, fue grande. Eran las 11 de la mañana, y sólo estaba a 130kms de Casablanca… Con lo bien que iba todo.

Me aparté al arcén, en una zona de obras, menos mal, mientras me bajaba del coche, oía a dos trabajadores que venían corriendo y gritando bajo un sol que apretaba ya en ese día de finales de mayo. Los dos chavales fueron muy amables desde el principio, me dijeron que ellos cambiaban la rueda, pero les dije que no podía ser, porque no tenía (y porque si hubiera tenido no hubiera necesitado a nadie para cambiarla, tras 10 pinchazos ya me sentía cómodo cambiándolas sólo)

Entonces se quedan pensando un momento y me dicen que el encargado de traer el gasoil puede llevar mi rueda a un taller para arreglarla, que viene como en 20 minutos (Inshallah). Llega tras 40 –no fue tanto- y tras contarle lo que me pasaba, nos vamos a comprar la comida de los trabajadores, cargados con la rueda, lo que nos lleva otra media hora. Ya por fin, con todo apañao, nos vamos a Khouribga, ya por fin a por la rueda -50 Km ida y vuelta. Por el camino le paran la policía, pero va muy rápido y los evita –ya me cogerán otro día, hoy llevamos prisa-.

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Abraham, el conductor, habla italiano, y aunque el mío está muy oxidado algo nos comunicamos. Hablamos un poco de todo, de Europa, de Marruecos y de su suerte por haberse podido comprar una Pick-up y trabajar para otros pero independiente, ya que no le gusta sentirse propiedad de ninguna empresa… Que cosas me dicen a veces.

Y después de 2,5 horas, por fin, otra vez en marcha, no ha sido mucho tiempo para un pinchazo en Marruecos sin rueda de recambio, doy Fe.

Salgo despacio, pero el coche suena raro y, lo peor, pierde aceleración de forma abrupta y repetida, pero lo consigo poner a 80 y continuar hasta Khouribga, donde en los semáforos es casi imposible salir –esto lo venía notando desde hacía tiempo, que el coche perdía aceleración momentánea, pero ese día ya era imposible avanzar-. En un último semáforo sigo de frente y cuando veo que me he equivocado e intento dar la vuelta en punto muerto, el coche ya no acelera, deja de moverse y vuelve a oler como hacía 15 días. Eran las 2 de la tarde.

Aparece un chaval como de 20 años y le pregunto si conoce un mecánico, me dice que no puede parar porque no quiere problemas con la policía, y me enseña una postura de hachís. Yo, después de un tiempo sin fumar y con una mañana de perros, le digo que por favor me tiene que ayudar y además invitarme a fumar, pero el colega se va. Me pongo a buscar a alguien pensando que podría haber sido muy divertida la coincidencia, y al minuto el chaval vuelve y me dice que va a llamar a un mecánico que conoce, y envía a un chaval que pasaba en bici, saca una coca cola, tabaco y papel, me invita a fumar. Que gran alegría. Cuando estamos acabando llega el mecánico, dice que es el embrague que está casi seguro roto, pero que lo puede mirar en su taller, y me arrastra con su furgoneta hasta su taller que estaba cerca. El mecánico se pone a mirar el coche, desmontando el embrague por abajo.

El chaval, que se llama Mohammed, me invita a beber algo fresco y a comer unos pasteles, y se hace otros cigarros mientras hablamos un rato sobre su vida en Barcelona –donde malvive buscándose la vida- y su vida en Khouribga –donde malvive sin nada que hacer-, me cuenta que ha regresado un tiempo por la muerte de su padre, corrige mi horrible pronunciación –un rato divertido-, hablamos sobre la playa, sobre las mujeres y un poco de todo –o a mi me lo parece-, y así pasamos como 1 hora, esperando al mecánico.CIMG1499

Después de un rato mirando este me dice que no, que no hay arreglo, que el embrague está muy roto, pero que no hay ningún problema, que son 2 días y que me puedo quedar en su casa –vive sobre el taller-. Mohammed le ha hablado mucho de mí en ese rato y me tiene que tratar como a un amigo, yo le pregunto si se conocen mucho, pero me dice que no que es la primera vez, le pregunto a Mohammed y me dice que este no era el mecánico que él conocía, pero que es muy bueno también. Yo les agradezco el detalle, pero como tengo que irme a Madrid no puedo esperar 2 días –o 2 semanas-, a que envíen la pieza. Les digo que voy a ver si el seguro hace algo y llamo a asistencia en carretera. Al principio me cuesta comunicar, me tienen 10 minutos esperando hasta que me atienden y creo que va a ser una ruina, pero de repente todo cambia, me atiende una chavala que resulta ser marroquí, y me pregunta para que estoy y donde estoy viviendo, y cuando se lo cuento la chica se muestra muy amable y me dice que no me preocupe… que me va a tratar lo mejor que pueda por mi póliza. Esto en Marruecos no es suficiente, pero al menos sentir que alguien va a estar pendiente, me hace sentir bien, sobretodo por el desconocimiento que tenía, ya que la experiencia hasta el momento estaba siendo magnífica.

Como la fecha de expiración de la asistencia –son unos 50 días, ojo si viajas mucho tiempo con tu coche-, tengo que enviar un fax para que lo verifiquen. A Mohammed no le veo desde que me puse a hablar por teléfono, y el mecánico me dice si me acompaña él, que Mohammed se ha ido, pero le digo que no tengo problema. Hay unos chavales y les digo que me acompañen, pero de repente veo que estoy en medio de un barrio malo, y que los chavales no venían con buena intención, e intentan robarme, pero soy capaz de salir airoso a cambio de mucha palabrería, sobretodo con uno de ellos, el que parecía el cabecilla. Desde ese momento me cambia el chip y pongo mucho más cuidado con mis cosas, aunque la gente del taller parece –y así lo he comprobado luego- maravillosa.

Sobre las 4 de la tarde consigo hablar con los de la asistencia en carretera de Marruecos, me dicen que la chica de España se ha puesto en contacto con ellos y que no me preocupe de nada, que él se va a encargar de que mi problema sea lo más llevadero posible. Que se encarga de la grúa, del hotel, del taller y de los taxis. Al final al taller le tengo que llamar yo, porque les tengo que asegurar que voy a pagar la reparación, que posiblemente no será barata. También me dice, y esto en parte me salva mi vuelo porque iba a dejar mi coche en Rabat, que para salir de Marruecos tengo que dejar mi coche en un parking especial del aeropuerto o en un concesionario de coches –si está averiado-, pero con un papel oficial certificando que no se va a mover mientras yo no esté. Esto no lo sabía y casi seguro que hubiera perdido el vuelo al dejar el coche en Rabat –ir y volver al aeropuerto son 3 ó 4 horas-.

Me dicen que espere instrucciones, pero que vendrá una grúa para recogerme a mí y al coche –no me quiero ir en Taxi y dejar mi coche abandonado esperando que llegue sólo al concesionario-, y espero. Laid –el mecánico- me invita a comer algo y me dice que entre en el taller, para que nadie me moleste. Dentro le digo si me deja hacerle algunas fotos y salen bonitas, se las imprimo y se las llevo a la vuelta –cosa que he hecho-, pasamos un buen rato mientras me presenta a algunos, me defiende de otros –algunos vienen a hablar de mí con muy mala pinta, yo pienso que son los mafiosos del barrio-, luego al final viene uno que habla gallego porque cada año pasa unos meses comprando cosas en Portugal y vendiéndolas en España, que momento más raro hablando con un Gallego-Marroquí…

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A las 5 me dice el de la aseguradora marroquí que ha conseguido que mañana me reciban en el concesionario, y que envía una grúa. A las 6 aparece la grúa y a las 6:30 nos vamos. Laid cuando me voy está serio, le digo que cuanto es por haberme mirado el coche, pero me dice que nada, que siente que no me quede en su casa y que espera que vuelva y le lleve las fotos… yo se lo prometo, con todo lo que ha hecho por mí ese día, y el cariño con que me ha tratado, lo menos que voy a hacer es llevarle las fotos, y en verdad espero tener un nuevo amigo para toda la vida.

Llegamos a Casablanca a las 8:30, esperamos a una grúa que viene a recogernos y a las 9:00, por fin, dejo el coche en el depósito. Mañana tengo que ir al concesionario a dejarlo y a por el papel de inmovilización del vehículo.

CIMG1512 CIMG1516 Una pena la suciedad de parabrisas del camión

A las 9:30 estoy en el hotel que me han buscado, que gusto por fin una ducha y descansar un rato, pero cuando parece que ya está todo resulta que no han reservado y que el hotel está completo, esto me cuesta otra hora más buscando un nuevo hotel –al de la asistencia marroquí- y en esperar un taxi. A las 10:45 por fin llego al nuevo hotel, y ya si, por fin, me dan una habitación donde disfruto de una refrescante ducha y a dormir. Antes, rezo, ojala el servicio de habitaciones no sea muy caro… que lo tengo que pagar de mi bolsillo.

A la mañana siguiente visita al concesionario…CIMG1535

… y taxi a Rabat con accidente en la autopista incluido, el taxista por supuesto se paró a mirar: “¡como todos, como todos!”.CIMG1544CIMG1546 CIMG1551

Un día en Rabat con mis amigos y a Madrid…CIMG1557

En España le imprimí unas fotos a Laid –el mecánico-. Y a la vuelta le llamé desde Casablanca, y sin poder hablar mucho le digo que voy a pasar a verle. Me entiende porque me está esperando en el taller cuando llego. Cuando le doy las fotos se emociona a mi me encanta percibir estar energías, vivir estos momentos tan auténticos –él no espera nada de mí, yo de él tampoco, sólo verle y sonreírle de vez en cuando-. Me dice que me tengo que quedar a dormir con él, pero no consiento ya que no estoy muy bien de la boca aún y quiero llegar a mi casa en Ifulu, pero le prometo que algún día lo haré. Me dice que al menos a comer y se lo agradezco –un día largo y sin apenas haber comido-. Me lleva de compras por su barrio, enseñándome a sus amigos, compramos fruta, pescado y un riquísimo pollo asado, en su casa paso un par de horas muy agradables con su familia –entrañable madre que me dice que me acueste un rato, otra que quiere que duerma aquí-. Después de mucha comida y un Té riquísimo, continúo mi viaje hasta Ifulu. Dejando atrás a un nuevo amigo, Laid el mecánico… una pena que no tenga forma de localizar de nuevo a Mohammed, el chaval que primero me ayudó. Laid me ha contado que él pensaba que era familia de Mohammed, por como le había hablado cuando llevamos el coche, que tío.

Lo que empezó como un mal día: pinchado y embrague roto; acabó siendo un día para vivirlo con plenitud: nuevos amigos, un hotel de lujo, el papel que necesitaba para poder volar y utilicé la asistencia 2 días antes de que se me pasara el plazo, es decir, un pelotazo… así mola viajar, ¿no?

CIMG1567Vista de la lluvia en el tren Rabat-Aeropuerto Casablanca 

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1 comentario:

  1. hola.soy de la ciudad khouribga.espero conocerte.mi nombre en facebook es; ahmed janih

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