domingo, 31 de mayo de 2009

Solo en casa, primeros días

Como ya conté, me he ido a vivir a casa de los padres de Abdullah, a una habitación grande donde estoy sólo y donde puedo tener todas mis cosas juntas y un poco de privacidad (poca en verdad, porque por el momento, y al no tener un pestillo en la puerta, cuando alguno viene a verme llega y abre la puerta sin llamar, y ahí me pillan como esté, lo que me hace sentir un poco al desnudo… por el momento este desnudo sólo ha sido mental, pero seguro que algún día será físico sin duda). También vivo con la sensación de ser un animal de zoo, ya que muchos simplemente vienen, entran, me miran a mí y mis cosas, y sin decir nada se van. Sin duda la curiosidad que les despierto es tanta o más que la que ellos me despiertan a mí.

Después de cinco semanas con Simo como traductor, le he dejado irse –sobre el 7 de mayo- ya que teniéndole a él no me esforzaba nada en aprender Tamazight –el idioma mal llamado bereber-. Y mi principal objetivo para estos primeros meses es ese, aprender la lengua y cultura Tamazight: para poder comunicarme con ellos y poder entenderles de la forma más amplia posible. Al principio he tenido dudas sobre como me desenvolvería sólo, pero tras dos o tres días me he dado cuenta del acierto y la agradable sensación de libertad que de nuevo siento –vivir 24 horas al día con una persona es algo bastante complicado para mí, acostumbrado a vivir sólo más de 23 años-.

Y desde que estoy sólo, he tenido alguna que otra anécdota que he ido apuntando y ahora voy a contar.

Mi primera sorpresa fue con el agua. En Ifoulou, creo que ya se sabe, la falta de agua potable en las casas hace que, como en muchas otras aldeas del Atlas, las mujeres vayan a por agua con grandes garrafas y las suban a sus casas cargándolas en la espalda. Es sorprendente ver a mujeres y niñas cargadas con más de 25 kilos, subiendo por las fuertes pendientes que el Atlas ha creado en esta zona, hasta llegar a sus casas, alguna a mucha altura. Además de esto, las mujeres sufren a medida que se hacen mayores de dolores en la espalda y articulaciones, algo que hace que esta actividad, así como la de cargar grandes fajos de leña, deba ser eliminada de su vida… Inshallah.

Yo quería, y así lo había hablado con Abdullah, cargar el agua que iba a consumir en mi casa –para lavar los platos y limpiar, ya que yo no me atrevo a beberla como hacen ellos, por miedo a coger cualquier enfermedad o parásito-, y el primer día así lo hice. Las mujeres y niñas se rieron un poco, pero no pasó de ahí. Pero el segundo día que bajé a por agua, Fajima y Zuria –las niñas que me ayudan en la casa-, me dijeron algo serias: “¿Tú eres una mujer?”, yo las miré y les dije que no, pero que como era mi casa tenía que encargarme yo de ella, pero su cara seria no cambió. Luego, esa noche, vino Abdullah a decirme que tenía que dejarlas subir el agua, que era su trabajo y que sino el resto de mujeres se metían con ellas por no atender bien su casa. Yo intenté decirle que la casa era mía, que en la suya –la de Abdullah- subieran el agua como siempre, pero que en la mía prefería hacerlo yo, pero me dijo que no podía ser. No quedamos en nada concreto, y al día siguiente volví a subir agua, pero noté que las mujeres le decían algo a Fajima –que estaba allí-, y esta se puso seria y se marchó. Esa noche volvió Abdullah y después de un rato hablando le dije que bueno, que consentía que me subieran el agua, pero con la condición que de vez en cuando la subiría yo también, y así quedamos. No estoy contento del todo, pero tampoco puedo ir imponiendo mi postura, ni siquiera en mi casa, ya que vivo con ellos. Mi intención es la de hacerles ver que ayudar en casa y no dejar los trabajos más duros a las mujeres es una opción, pero debo hacerlo poco a poco. Además, al final pensé en hacerles algún regalo a las niñas por la ayuda y cuando se lo dije se pusieron muy contentas. Peques-cargando-agua Mujeres-cargando-agua-en-rio

 

Me pasó algo divertido con una mujer mayor que canta muy bien –la llamamos Mririda, por la cantante de “Les chants de la Tessaout”-. Ahora es mi vecina, y ya nos llevamos bien, pero para llegar a este punto hemos tenido una relación “complicada”. Cuando llegué, al principio, ella vino un día al albergue y me pidió una medicina que yo no tenía, y así se lo dije, y se marchó enfadada –cosa que no llegué a entender-. Unos días más tarde, mientras paseaba por el pueblo, me la volví a encontrar, y vi como me evitaba, entonces forcé la situación y me fui corriendo a buscarla, y le pregunté que le pasaba, y por qué se enfadaba conmigo por no tener una medicina, y ella me dijo: “Es que tu tienes todas las medicinas”; entonces, sin poder dejar de reír, le expliqué que eso no era así, que yo sólo tenía algunas pero otras no, y que cuando tenía se las daba y cuando no tenía pues no, obviamente… después de un rato seria, y viendo como yo no paraba de reír, comenzó ella a reírse y me dijo algo como: “Pero entonces es que no la tienes, ¿verdad?”, le prometí que no la tenía y desde entonces ya nos hablamos.

Ahora, como digo, es mi vecina. Algún día he ido a su casa a tomar Té y nos hemos reído juntos –es una mujer muy curiosa-. Le he pedido que me canté, todos dicen que es la mejor y por su tono de voz agudo y peculiar seguro que así es, pero no ha consentido todavía, hay cosas que requieren su tiempo.

Y un día hace poco, estábamos por la tarde en la puerta de casa viendo llegar la noche y le dije que si podía hacer unas fotos, primero me dijo que no, yo insistí diciendo que si no le gustaban las borraría, y en un momento me dijo que de acuerdo. Y le hice 2 fotos, una con Abdullah y otra a ella sola, y cuando se las enseñé me gritó algo que no entendí y me dio una torta. Abdullah me dijo que borrara la foto en la que estaba ella sola, y así lo hice, y cuando le pregunté si la otra le gustaba me dijo que sí, y yo le pregunté: “Y entonces, por qué me has dado la torta” y ella se reía.

Mririda-con-Abdullah-y-su-hijo-menor

 

También me pasó algo muy curioso con otra mujer mayor de Ifoulou, y que para mi muestra como es la pobreza y el paso a no pensar en los demás. Resulta que me vio hace poco un día y me dijo que si podía traerle unas medicinas de Demnat –la capital de esta provincia-. Yo le dije que por supuesto, que iba a ir en unos días y que si me traía una caja vacía yo le compraba otra, y lo hizo al rato. Cuando llegó estaba con Abdullah, y le pregunté a la mujer por el dinero, a lo que ella me dijo que no tenía, que pagara yo –hacía poco había ido un día a Demnat y había traído medicinas para varios, y cuando a la vuelta pregunté por el dinero, todos se hicieron el sueco, y me tocó a mí pagar los 25€, no me importó hacerlo una vez, pero claro, no puedo hacerlo siempre- . Entonces le dije que si pagaba las medicinas de su casa, de otra, de otra, y de todas, que al final me quedaba yo sin dinero, y que ahora no tenía trabajo y que no podía hacerlo, y entonces la mujer me dijo: “Pues me pagas las mías solas”. En ese instante no reaccioné, porque me quedé pensando si debía o no pagarle las medicinas, y al final decidí no hacerlo, pero luego más tarde caí que tenía que haberla dicho: “Eso fue lo que acordé con la señora que vino a verme anoche, que sólo iba a pagar las medicinas de ella”.

Sé que todo esto es fruto de la miseria en la que viven, pero si me descuido en breve seré yo uno más de los beneficiarios del :-DDD

Foto de esta mujer subiendo a su casa.

Mujer-mayor-subiendo-a-su-casa

 

Otra cosa que hago mucho es pasear por Ifoulou. Es un pueblo pequeño, con apenas 2 ó 3 calles –por llamarlas así-, pero me encanta vagar por ellas, sólo alguna vez y la mayoría rodeado de niños, e ir dejando que las cosas sucedan y vivirlas como vienen.  Ifoulou

Me refiero a pequeñas cosas, como tomar un Té en casa de alguien e intentar hablar sobre cualquier tema, incluso alguna que otra invitación a comer, que siempre agradezco y casi siempre acepto, porque para mi significa mucho que alguien que tiene poco te lo ofrezca de corazón. Alguna vez reviso sus medicamentos, que apenas saben para que son y muchos están ya caducados, otras veces me llaman para que vea un animal recién nacido, algún cacharro tradicional –que saben que me encantan-, o lo que sea que se les ocurra. Para ellos, como ya he dicho, soy un personaje curioso y, por lo que veo, les gusta como a mí que nos veamos de vez en cuando.

Cabritillos-jugando-en-Tejado

 

Otra cosa que he descubierto y disfrutado sin duda han sido las invitaciones a cenar, hasta el momento he ido a 2: una por el nacimiento de un niño y otra como pago por una Twiza –costumbre Amazigh de trabajo comunal que un miembro de la aldea pide y el resto hace, en forma de ayuda, y que luego se devuelve, para construir una casa, recoger unas tierras, etcétera-, y si sigo así a finales de verano haré yo una para agradecerles a todos lo bien que me han recibido y lo a gusto que estoy entre ellos. La cosa va más o menos así:

Sobre las 8 de la tarde, cuando el sol se ha ido, los hombres se empiezan a juntar en la casa donde se celebra la cena –que no tiene por que ser la casa del que invita, sino una adecuada donde quepan todos los invitados, que pueden ser más de 20-. Yo he llegado en ambas de los primeros, y tras saludar a los que ya habían llegado, me he sentado cerca del que invitaba, como muestra de mi agradecimiento.

Cuando ya hay unas 10 personas aparece una primera bandeja con todo lo necesario para preparar el Té –tetera, avíos y vasos-, y de entre los asistentes uno asume la función de jefe de esa bandeja, es decir, se encarga de ir preparando los Tés, irlos sirviendo y, una cosa muy importante, recordar de quien es cada vaso para los siguientes Tés que se preparan –que suelen ser como poco 3, un par antes de la cena y uno después de esta-. Cuando otro grupo de hombres ha llegado, otra nueva bandeja aparece, y otro hombre toma de nuevo la función de jefe o encargado de la misma, y así sucesivamente –hasta 3 bandejas he visto en acción en una de las cenas-. A la vez que se bebe Té, se hacen pequeños corros donde se habla de los que sea, estos siempre son muy animados y aunque yo me entero de poco de lo que dicen, de vez en cuando le voy preguntando a Abdullah que me cuenta de que va la cosa: la cosecha de trigo, el niño que ha nacido, el próximo mercado, cuando habrá cobertura de móvil, es decir, temas muy nuestros.

Cuando ya están todos, el anfitrión mira si falta alguien de los que ha invitado, y si es así se envía a alguno de los más jóvenes a su casa para ver que ha pasado. Normalmente al poco rato llega el chaval con el que faltaba, contando alguna razón razonable. Y así, con todos ya presentes o bien se reza primero en un cuarto aparte –es un detalle que no me obliguen todavía a rezar con ellos-, o bien se comienza a cenar y se deja el rezo para cuando se acaba.

Entonces viene uno con agua y un lavabo portátil, y va lavando las manos de todos los presentes, una vez lavado uno pasa al siguiente, y así va uno por uno hasta que acaba. Se forman entonces grupos de 5 ó 6 en torno a las pequeñas mesas que se han ido trayendo y en cada una de ellas se pone un Tajine, este se abre y a comer, ellos con las manos, yo si es Tajine me atrevo pero si es cuscús no, ya que no se me da muy bien hacer las bolas que ellos hacen con la mano y luego comerlas: o las hago muy grandes y no me caben en la boca, o se me desmoronan, o lo que sea; el caso es que no me siento muy cómodo y uso una cuchara. Cuando se acaba el Tajine puede haber algo de fruta o no, y al final de nuevo se pasa para lavar las manos, y por último un último Té.

Se acaba la velada con un rezo comunitario –yo por el momento sólo he estado observando-, y así cada uno se va a su casa, después de despedirse de todos, como ha venido. Como digo, una experiencia muy entrañable.

Hombres-reunidos

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miércoles, 27 de mayo de 2009

Tagumat n-warrau n-Ifulu – Rappel en el Zoco de Ifoulou

La segunda actividad con el Tagumat fue una tarde de Rappel en las paredes que hay sobre el zoco de Ifoulou. Era una de las actividades que quería haber hecho en la acampada anterior, pero como ya conté, por el exceso de carga al final dejamos cuerdas y hierros en Ifoulou. El día elegido para la actividad fue el viernes 8 de mayo, 1 semana después de la primera actividad –mi idea es hacer una actividad por semana, sería un ritmo muy bueno para empezar-.

Chavales-antes-de-empezar

Y así los chavales, que ya sabían de qué iba el tema, porque les habíamos contado, porque habían visto algunas fotos que tengo de los cursos de espeleo, y también porque nos han visto en los campos de trabajo haciendo un poco de escalada, estaban emocionados por usar las cuerdas, los hierros y los cascos.

Chavales-con-cascos

Ponerse los cascos, como ocurrió en la acampada con dormir en las tiendas de campaña, era lo que más les llamaba la atención. Para mí es un gran reto entender su forma de pensar, saber qué es lo que más les gusta, ya que venimos de paradigmas completamente distintos de formas de vida. Un ejemplo:

Hoy –24/Mayo- estaba fuera de mi casa, y los mayores -13/14 años- me han dicho, “¿Te vas a casar con Fátima?”, una de las chicas que vive cerca de mi casa, y yo les he dicho riendo, “¡Pero si ella tiene 13 ó 14 años, como vosotros, y yo 42!”, y todos extrañados me han dicho: “¿Y cuál es el problema?”. Incluso un mayor que estaba, en torno a los 30, ha mirado también extrañado y me ha dicho lo mismo: “¿Cuál es el problema?”. Como digo, entender esta diferencia socio-cultural es uno de los grandes retos que tengo.

Quedamos a las 3 en la Casa Comunal, que es donde tenemos el material del Tagumat, y cogimos cuerdas, arneses y cascos, los hierros que uso, por ahora, son los míos, así que ya los traía de casa. La excitación iba en aumento y se notaba, y sorprendentemente, cuando ya estábamos listos para salir, de repente todos me han dicho: “Nos ponemos en fila, no?”, “Claro que sí, como siempre que hagamos algo”, y sonreí con placer, ya que me sorprende que tan pronto –sólo era la segunda actividad que hacemos- buscaran y disfrutaran ya de esta pizca del orden que intento introducir en sus vidas. Y así, con más de 15 chavales, nos fuimos todos al mercado.

El sitio lo había buscado y elegido por la mañana, tenía que ser un sitio seguro, sin mucha altura, pero con algo de emoción y riesgo, y que nos permitiera darle un poco de publicidad al grupo, es decir, que padres y mayores pudieran verlo. Y el mercado era perfecto para ese fin.

Niños-atendiendo-a-las-explicaciones

Preparé la cuerda en doble para poder bajar a la vez yo por una y un niño por otra, así mientras les iba explicando y corrigiendo un poco, también podía llevarles enganchados a mi arnés, por si alguno se caía, o lo que pudiera pasar.

Explicandoles-como-hacer-rappel

Hice un sorteo para saber el orden de bajada –como era obvio todos querían ser los primeros-, e hice una breve explicación de la técnica a emplear –ellos iban a bajar con un stop y yo con un mosquetón tipo pirana-.

Y así empezamos a bajar todos, 2 veces cada chaval, en el riguroso orden que habían sacado. Alguno tuvo miedo, sobre todo los primeros, pero rápido fueron cogiendo la técnica sin problema –¿será verdad el experimento del mono 100?-, y los que lo tuvieron, cuando acabamos la primera ronda, bajaron tan bien como los demás.

Bajando-con-Abdullah

Alwajad-bajando  Simo-y-Mohammed

Simo-bajando-con-Muham

Junx-recien-bajado A algunos se les dio francamente bien, para ser la primera vez que se ponían un arnés y se manejaban con una cuerda, la verdad es que me sorprendieron, incluso alguno se permitió bajar dando saltos en su segunda bajada. A otros les costó un poco más, también porque al tener pocos arneses sólo había dos tallas, y no a todos les quedaban bien –a algunos les bailaba y a otros les apretaba un poco, lo que impide el movimiento-.

Estábamos sobre el mercado y, aunque no era lunes, lo visitan casi a diario muchos hombres de Ifoulou y alrededores, y así nos fueron visitando casi todos, alguno incluso quiso apuntarse a hacer rappel.

El-raitz-mirando-el-rappel

El-raitz-y-Larhcem

También pasaron niñas y furgonetas, que se pararon a mirar curiosos lo estaba pasando, incluso algún chaval de otra aldea, que nos estuvo preguntando cosas –seguro que se hubieran apuntado a bajar encantados-, pero no teníamos mucho tiempo, ya que éramos un montón.

Simo-Mohammed-y-chavales-de-otra-aldea

Cuando todos habían bajado ya dos veces como todavía había sol, hicimos una segunda ronda. Y por ellos hubiéramos seguido toda la noche, ya que el último tuvo que bajar con linternas y casi sin ver, pero claro, no íbamos a dejar una ronda por la mitad.

Al final hicieron rappel 14 –más que los que están en el Tagumat, ya que permití a algunos de los pequeños, que no puedo llevar conmigo en otras actividades, a participar en esta-. También había otros que querían, pero no les dejé, al no haber mostrado interés por el grupo y sólo querer apuntarse a lo que les divierte, cosa que no puedo consentir ya que si no perdería de vista mis objetivos pedagógicos, y podría hacer que el resto actuara igual.

Acabamos como digo de noche, y recogimos corriendo con la luz de linternas y frontales, y nos volvimos todos a casa, felices y satisfechos por una tarde muy divertida y emocionante. Fueron más de 5 horas de actividad, con bastante éxito ya que todos los chavales fueron capaces de bajar haciendo rappel –incluso para algunos fue una tarde de superación tras el fracaso del primer intento-. Y quedamos todos para una próxima cita, para hacer una tirolina, que espero sea larga e igualmente emocionante, porque estos chavales se merecen lo mejor… ya lo contaré y enseñaré las fotos. Inshallah

Fer-y-Abdullah

Aquí hay otras actividades de la Tagumat, pasadas y futuras

sábado, 23 de mayo de 2009

Trekking Ifoulou, Tagoukht, Tikhfist y Toufrine

Este trekking era uno de los que tenía ganas, ya que siempre he estado desde Ifoulou hacia el Este y el Norte –por la enorme belleza, lo mucho que hay por descubrir, y porque el mapa que me compré es la zona que cubre, ya que Ifoulou se encuentra en la esquina inferior izquierda del mismo-. Pero el caso es que hay una pequeña esquinita todavía más hacia la izquierda y abajo, en la que aparecen las aldeas de Angmout y Tikhfist, y que ya había visto desde lo lejos en los viajes que he hecho por carretera a Ouarzazate –que está al Sur de Ifoulou-.

Mapa de la ruta realizada. En sentido horario, empezando por arriba a la derecha -> Ifoulou.

El caso es que tenía ganas, como digo, de conocer esta zona, y así se lo había dicho a Simo cuando hablamos del siguiente trekking. Él me dijo que conocía un paso por un collado muy bonito, que cruzaba desde Tagoukht hasta Tikhfist. Tagoukht ya lo conozco de otros trekkings, uno de ellos ya publicado y que hasta el momento es el más bonito que he hecho en los alrededores, e inmediatamente le dije que sí, que me apetecía mucho, y así lo hicimos.

Preparamos todo la noche antes, unas provisiones y suficiente agua para una entretenida jornada de marcha –algo más de 25 kms y unos 600 metros de desnivel-, a la mañana siguiente un pan y lo antes posible nos pondríamos en marcha. Por la noche el hijo de Abdullah se enteró de la ruta y se apuntó, aunque tiene 15 años y un problema en la cadera, el que trabaje 10 horas al día 6 días a la semana durante 8 meses al año en los invernaderos de Agadir me dieron la suficiente confianza de su aguante y dureza, y le dejé venirse.

Llegada a aldea de Tasselnt

A las 8 nos levantamos y desayunamos algo, pasadas las 8:30 estábamos en marcha. El camino hasta Tasselnt es prácticamente llano y se hace en media hora. Yo ya lo he hecho varias veces, cultivos en terraza, el molino de agua, las mujeres que se esconden cuando saco la cámara de fotos, vamos lo habitual.

A las 9:15 entrábamos en Tasselnt, pero pasamos por el pueblo rápido, para aprovechar las primeras horas del día, cuando menos calor hace, y adelantar el máximo posible. A las 9:30 ya lo habíamos cruzado y nos alejábamos por el camino que va hacia Tagoukht –una pena descubrir que este camino, hecho un año antes, está ya inservible debido a las lluvias del último otoño, y a la falta de mantenimiento del mismo, en verdad me entristece y preocupa –por lo que al trabajo que haga-, el ver como algo puede estropearse en tan poco tiempo, espero que lo que seamos capaces de hacer en la zona desde la fundación dure más y con mejor resultado.

A las 10 llegábamos a Tagoukht, como ya he dicho un pueblo precioso, en un encantador valle en altura, y que por lo aislado que está sus gentes todavía, incluyendo a los niños, se esconden cuando ven algún Europeo –Arumi-.

Nos encontramos con un abuelo, que junto a un árbol en medio del valle, estaba intentando hablar por teléfono, “En este punto exacto, justo al lado de este árbol, se puede hablar por teléfono cuando no está nublado”, nos dijo, pero no sabía porque no le funcionaba. Simo estuvo mirando el móvil y al final comprobó que no le quedaba saldo en su tarjeta de prepago… nos reímos un rato, nos invitó a un Té, pero le dijimos que otro día, porque todavía no habíamos hecho más que empezar a andar, llevábamos unos 5 kms., y nos quedaba la parte más dura de la marcha.

Cruzamos la aldea viendo como los chavales corrían a esconderse a sus casas, como ya estoy acostumbrado apenas les hice caso, ya les pillaré en otro momento cuando con el tiempo se vayan acostumbrando a mí, porque la verdad que las fotos que se pueden hacer en esta bellísima aldea son algo que tengo en mi cabeza desde hace ya un año, cuando la crucé por primera vez.

Salida de aldea de Tagoukht y vista de su valle

Salimos el pueblo por el colegio, continuando por el rio que lo atraviesa y que sirve para regar sus huertas, todo el rato en dirección Sur y algo Sudoeste, hasta que a un kilómetro o kilómetro y medio se dividía el rio en dos, y cogimos entonces hacía el Oeste, por un camino bien marcado que dejaba el río un poco más al Sur -para evitar la zona de cascadas que se forma en el río a medida que va cogiendo altura-.

Seguimos por este camino hasta llegar al collado, otro kilómetro y medio, quizás dos, en subida moderada, atravesando una casa de pastores vigilada por dos perros muy fieros –que nos obligaron a coger unas piedras, por si acaso-, y llena de ganado, con la típica imagen marroquí de una cabra subida en un árbol comiendo.

Cabra comiendo en arbol

Cuando llegábamos ya al collado, divisamos al fondo las todavía nevadas montañas, con un más que interesante Jbel Anghomar -3.610m.- y que por su permanente lago en las cercanías, es uno de los trekkings que quiero hacer este verano. A ver si pesco algo que me han dicho que el rey “” lo visitaba a menudo.

Vista Jbel Anghomar

Cruzando el primer Collado

Al llegar al collado, sobre las 11:15 cambiamos de ladera –también por un camino muy marcado-, y seguimos por otro bonito valle rodeándolo por el Sur hasta un siguiente collado, desde el que ya comenzamos a bajar. Las vistas del Jbel Tissili -3.170m- y todo su farellón con de más de 1 kilómetro de recorrido, aún nevado me sugirieron otro trekking más, y que se puede hacer desde Toufrine, muy cerca de Ifoulou. No sé si voy a tener tiempo, pero ganas tengo de recorrer toda esta parte del Atlas.

Vista de Jbel Tissili. Que se alza sobre Toufrine.

Valle de preciosas piedras y colores

Los colores rojos, negros y marrones, mezclados con las sabinas y alcornoques –o serán encinas-, las praderas verdes y la belleza de la roca volcánica, me tuvieron fascinado durante un buen trecho.

Y así seguí fascinado hasta que al llegar al segundo collado vi abajo la aldea de Tikhfist, inmersa en una ladera de arena roja, del color del Tessaout, y una vega repleta de árboles y huertos en praderas cultivadas. ¡Qué belleza!, al pasar por la carretera de Ouarzazate, este pueblo queda fuera de la visión, ya que se encuentra a unos 200 metros por encima, pero desde el collado, visto a lo lejos y con una perspectiva perfecta, su belleza se me mostró por primera vez completa.

Vista de la aldea de Tikhfist

Ese día no iba a poder visitarlo, por falta de tiempo, pero me apuntaba la visita para otra ocasión, seguro que de cerca ganaba más todavía y seguro que sus gentes tampoco estaban acostumbradas a los arumis, lo que hacía la visita más interesante aún.

Empezamos entonces a bajar por un pedregal inmenso, dejamos el camino para ahorrarnos unos cuantos kilómetros, no tanto de montaña como de carretera –que era la última etapa que nos quedaba por hacer-, y así a la 1 de la tarde parábamos a comer junto a la carretera: pan, sardinas y unas barritas energéticas.

Mujeres descansando del trabajo

Desde aquí ya conocía el resto de camino de ir en coche, unos 12 kilómetros de carretera, y luego 2 de pista para estar de vuelta en Ifoulou. El camino era más monótono, pero la belleza de las montañas del Atlas, las gentes trabajando el campo y sus aldeas nos siguieron acompañando hasta casa.

Casa metida en ladera

Mujer volviendo a casa en burro

Preciosa pared de piedra y arena

Una montaña preciosa, un hermoso pueblo en las alturas –Igourtane-, las huertas, tonos rojos y ocres, y la precisa canalización de agua de Ait-Ba’Rouz y, como no, la impresionante figura de Toufrine, presidiendo varias aldeas desde la altura y aprovechando la cascada de agua que le da su verdor.

Casa metida en ladera. 2

Aldea en altura de Toufrine. Con precioso vergel

Llegamos a Ait-Alla a las 15:15, y descansamos lo justo para tomarnos una merecida Coca Cola –hubiera estado genial fría-, ya sólo nos quedaban 20 minutos hasta Ifoulou. Paramos en el Zoco donde Abdullah nos invitó a un Té, y los chavales nos estuvieron preguntando sobre el trekking. A las 16:30 estábamos descansando en casa.

Curioso abrebadero. Hecho con señal de tráfico

Una maravillosa jornada, muy recomendable sin duda, más de 25 kms, pero muy bellos en su gran mayoría, y sin fuertes desniveles que acometer.

Tomando un Té en Dar Abdullah -en su tienda del zoco exactamente.

Todas las fotos del Trekking en este álbum de Facebook

viernes, 22 de mayo de 2009

Tagumat n-warrau n-Ifulu – Primera salida. Acampada en Waguersef

La pradera que había visto unos días antes durante la subida al Waguersef, me parecía el sitio perfecto para realizar la primera salida con los chavales del pueblo. Lo habíamos hablado en la reunión de constitución de la Tagumat, íbamos a subir todos juntos a pasar un día entero, durmiendo en tiendas de campaña, esto sin duda lo que más les emocionaba, a realizar alguna actividad y empezar a darle forma al grupo.

De los 12 ó 13 candidatos posibles –por edad y por estar en Ifoulou-, vinieron 8; 6 se quedaron a dormir y los otros 2 estuvieron todo el tiempo salvo la noche –sus madres no les dejaban al no estar sus padres para darles permiso… así son las cosas así-.

Salimos el sábado 2 de mayo por la tarde, después del colegio y de comer. Íbamos a pasar la noche y a volver el domingo 3 al mediodía.

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A la 1 ya estaban todos comidos y aseados –como habíamos quedado-, esperando excitados en la puerta de mi casa. No pude contenerles más y tuvimos que preparar rápido nuestras mochilas –la de Simo y la mía- y empezar la actividad. Antes de salir de Ifoulou pasamos por la casa comunal para recoger las tiendas y material común –gracias al grupo Geoda por sus donaciones-. Tenía intención de hacer algún rappel o tirolina, pero al final el peso que llevábamos entre todos era demasiado y tuvimos que dejar las cuerdas –las próximas actividades serán esas-.

La marcha empezó muy ordenada, Simo se encargó de llevar a los chavales en fila –gran trabajo, se nota que sabe-, haciendo un relevo constante del que iba en cabeza del grupo, para que todos sintieran que formaban parte y que su participación era importante. Yo fui haciendo algunas fotos para documentar el momento… diría el momentazo –el inicio real del Tagumat (del intento de hacer una fraternidad de chavales que disfrutando del campo y las actividades al aire libre persiguieran algo juntos).

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La subida era de unos 300 metros de desnivel, en fuerte y constante pendiente, pero estos chavales con sus zapatos de goma rotos y sin calcetines, están acostumbrados a moverse por esta zona –que coraje y aguante el suyo-, alguno iba realmente cargado, y salvo una parada a mitad de camino, no descansamos en la media hora que duró el trayecto bajo el sol.

Todos iban muy contentos, con ganas de llegar y montar las tiendas –que habíamos practicado unos días antes-. Y cuando llegamos a la pradera, las risas y caras de felicidad eran constantes.

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Cuando llegamos nos estaban esperando muchos chavales pequeños –que por su edad no pueden todavía formar parte del grupo, no tengo capacidad para mover a los chichos más jóvenes yo sólo, así que he decidido empezar por los mayores, los que antes se irán del pueblo-, así como muchas niñas que también quieren formar parte del grupo, estas habían subido a por leña y a por hierva para así poder pasar un rato con nosotros.

Me encantó la imagen Tamazight-tiendas de campaña.

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Soltamos las mochilas y macutos –les habíamos dicho que tenían que traer una manta cada uno, un pan y algo de comida, yo ponía el resto, cosas para el desayuno y la cena y el té -, y nos pusimos a montar las tiendas. Como se quedaban 6 a dormir, ellos hicieron 2 grupos de 3, y cada uno se encargó, con nuestra ayuda y supervisión de una tienda –la tercera tienda era para Simo y para mí-. Algunos mayores de Ifoulou también estaban en la pradera ya que están restaurando una casa y algunos suben a trabajar, y, cómo no, se vinieron a montar las tiendas.

Fue muy divertido ver como sus ganas eran mayores que su pericia, pero con las indicaciones de Simo y mía tuvimos las tiendas montadas pronto. Los mayores se pusieron después de jugar al futbol –que suerte que un chaval se llevara una pelota-, y nosotros nos pusimos a jugar un poco, para ir ambientando el campamento. También fuimos a por agua y a por leña, para prepararnos para pasar la noche.

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La tarde pasó entre risas, juegos y un partido final de futbol, cuando los mayores y niños se habían ya ido, intentando crear el principio de unos grupos dentro de la fraternidad y que permita en el futuro dinamizar las actividades y el trabajo con los chavales.

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Cuando la noche llegó cenamos por grupos –fue muy bonito ver como compartían la comida entre ellos- y luego hicimos un fuego de campamento, y nos pusimos a contar historias. Yo tenía previsto realizar algún juego nocturno, pero las historias de miedo asustaron a todos los niños y ya no fue posible moverles del fuego… más que para irse a dormir.

Y así, no muy tarde, nos fuimos todos a dormir, para madrugar al día siguiente y continuar con las actividades.

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A las 6 de la mañana el sol ya no nos dejó dormir, y el alboroto en las tiendas de los chavales –como les gustó estar y dormir en las tiendas- hizo que empezáramos con el desayuno. Después de este a lavar los utensilios y a empezar a jugar.

Sobre las 9 llegaron el resto del grupo, y muchos más chavales que querían pasar el día con nosotros. Ya habíamos hecho alguna actividad de confianza en el grupo, de trabajo colectivo, de ejercicios físicos y de lectura de mapas, y entonces nos pusimos a jugar todos al balón prisionero, a correr y, como no, al futbol –les encanta-.

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Después de un par de horas de juegos –que pena no haber podido subir la cuerda, puesto que una tirolina hubiera sido un colofón perfecto-, empezamos con la recogida, queríamos estar antes de la 1 en Ifoulou para que pudieran comer tranquilamente con sus familias, y así a las 12 empezamos el camino de vuelta.

La bajada fue como la subida, ordenada por Simo, haciendo relevos, y los chavales ya se sabían cómo iba todo y fueron disfrutando de ello. En unos 40 minutos estábamos de vuelta en Ifoulou, en la Casa Comunal, todos con una gran sonrisa, contándoles a todos la vivencia y preparados para hacernos una foto de despedida.

Todos me preguntaron antes de irse, “Y la próxima, ¿Cuándo será?” Ya estamos contando los días.

Tagumat-primera-salida-8

Aquí hay otras actividades de la Tagumat, pasadas y futuras

jueves, 21 de mayo de 2009

Pilas usadas por golosinas

Un grave problema que hemos visto en el valle del Tessaout la fundación desde el principio, ha sido la multitud de pilas usadas que hay por todos lados. Durante este año y pico que llevamos trabajando en la zona les hemos explicado a todos, hombres, mujeres y niños, el peligro que para su salud, sus animales, sus cosechas y el medio ambiente estas pilas conllevan… pero nada, no sólo no hemos sido capaces de hacerlas desaparecer, sino que tengo la sensación de que cada vez hay más tiradas: en el río, en la surgencia, en todas las calles y puertas de casas. Algunas están enteras y nuevas, pero la gran mayoría son viejas, están machacadas y han pasado por manos y bocas de muchos chavales, especialmente los más niños, los que son más vulnerables.

De vez en cuando viene una tormenta y se lleva unas cuantas río abajo, pero para mí esto no sólo no hace desaparecer el problema, sino que lo empeora. El que las pilas vayan al embalse que hay 60 ó 70 kms más abajo (Barrage Moulay Youssef, cerca de Timinoutine), y que se usa para irrigar 52.000 Ha de la región aledaña, me parece a parte de una falta de responsabilidad del gobierno, un grave perjuicio para la salud de los consumidores de estos alimentos y para el medio ambiente... Y confío que no lleguen a Europa por lo que nos toca.

Para mi esta es otra de mis guerras particulares, he pensado mucho en ello y me gustaría acabar con este problema. Inshallah.

Y un día, hace poco, me vino el recuerdo de una frase que me ha servido para solventar la situación. “Petróleo por medicamentos”. La frase es asquerosa, ya que la recuerdo del abuso que Occidente tuvo con Iraq tras la guerra del Golfo. Asquerosa porque aunque sin duda el régimen Iraquí no era un paradigma de respeto de los derechos humanos de sus ciudadanos, el someter a una población ya de por sí jodida a un bloqueo alimentario, de medicinas u otros artículos de primera necesidad me parece algo intolerable, y el cambiar cosas básicas por petróleo, la verdadera razón de esa y la posterior guerra, ya algo deleznable, pero este es el mundo en el que queremos vivir. En fin, que me desvío.

Pero el caso es que me vino esa frase a la cabeza, y me vino la idea de que si ellos, los niños, querían algo que yo tenía –siempre me piden golosinas por donde quiera que vaya, normal-, yo quería algo que ellos podían conseguir del suelo y gratis, como el petróleo. La similitud me hizo sonreír, por su simpleza.

Resulta que había comprado un kilo de golosinas en una fiesta de una aldea cuando venía camino de Ifoulou, pero esta vez no quería simplemente dárselas a los niños como había hecho otras veces, quería encontrar la ocasión adecuada. Además que no quiero que me vean como “él que les da cosas”. El precio era ridículo, unos 30dh por el kilo (menos de 3€), y el paquetón de golosinas tremendo, a ojo en torno a 500.

Y así, un día que había varios chavales en la puerta de mi casa les dije: “Por cada pila usada que me traigáis, os doy una golosina”.

Sólo eran unos pocos niños los que allí había, pero en menos de 1 hora tenía una enorme fila de chavales esperando con los bolsillos llenos de pilas para conseguir sus golosinas. En pocos días he conseguido más de 400 pilas usadas, muchas rotas –como digo-, y ahora al pasear por Ifoulou apenas se ven, o cuando veo alguna, como siempre tengo a algún chaval a mi lado, le digo: “Mira, una golosina en el suelo”, el resultado es sorprendente.

He tenido el cuidado de no darles las golosinas cuando vienen con las pilas, ya que si quiero evitar perjuicios para su salud, el que traigan las manos con restos de metales pesados, óxido o lo que sea y se vayan comiendo las golosinas, no es una buena idea, así que opté por ir apuntando las pilas que cada uno iba trayendo y, cada pocos días repartir las golosinas y aprovecho también para que vengan con las manos limpias.

Tengo que pensar como extender este proyecto, tan simple y barato, a otras aldeas de la zona. No se si buscar un colaborador al que darle una cantidad de golosinas -500 ó 1000- y en un tiempo ir a recoger las pilar recogidas y reponer las golosinas… ya iremos viendo.

También sé que estas pilas, que por ahora estoy llevando a Marrakech, Rabat o Demnate –las ciudades más próximas que visito-, no son recicladas, y son tiradas en vertederos en el mejor de los casos, pero en cualquier caso evito a estos niños y niñas el contacto con un residuo tan perjudicial para su salud y al río Tessaout de esta carga de metales tóxicos.

Y desde hace unos pocos días, estoy pensando montar una tiendecita en el mercado de los lunes de Ifoulou, el precio de un local es realmente ridículo –unos 10€ al mes, más 0,14€ de impuestos por día abierto-, y le estoy dando vueltas a la idea de montar una tiendecita de fotografías, que me sirva para varias cosas, recargar pilas solares, gestionar proyectos, ya iré viendo… y me podría servir para recoger las pilas usadas de todos las aldeas de alrededor –vienen niños de unas 15 aldeas de los alrededores a darse una vuelta con sus padres por el mercado de los lunes, así que si ellos se encargaran de traer las pilas de sus aldeas y llevarse las golosinas de vuelta, no se, a lo mejor podría funcionar-. Como digo, le estoy dando vueltas.

Y hoy, unos días después de escribir este post en mi portátil y recién vuelto de una excursión por la zona con los chavales de la Tagumat, he arrancado la extensión a las aldeas de la zona. Hemos estado en un par de aldeas y les hemos contado a los chavales que a partir del mes que viene –me voy unos días a España-, las pilas que traigan usadas al mercado de los lunes, se las cambiaré por golosinas, como por ahora no tengo mi tienda de fotos, lo voy a hacer en la tienda de Abdullah, la cara de alucine y felicidad de los chavales de estas dos primeras aldeas ha sido de nuevo una agradable sorpresa, de alguna forma los niños de Ifoulou ya me conocen y saben que puedo salir con estas cosas, pero ellos, tan alejados de todo mi mundo, no sé, me ha hecho sentir muy feliz. A ver si soy capaz de acabar con las pilas, que como digo es una guerra particular, y si lo consigo con tan bajo precio, sería para reír un buen rato. Seguiré contando.

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martes, 19 de mayo de 2009

Trekking monte Waguersef

Unos días antes de la visita de Xavi y Paco, y una vez ya “repuesto” del desgaste que la subida al Mgoun me causó, Hnini, Simo y yo nos hicimos un pateo tremendo de una jornada –incluso diría de unas pocas horas-, más de 1.000 metros de desnivel en 3  ó 4 kms de recorrido, es decir, un gran desnivel sostenido. Algo trivial para las patas de Hnini, acostumbrado desde niño a subir por todos los picos de la zona, y para las de Simo, con 24 años, no fumador y con un reciente título de Guía de montaña en el Alto Atlas, pero que a mí me tenía con alguna que otra duda –sobre todo después de esfuerzo al que me había sometido unos días antes en el Mgoun-.

El monte elegido fue el Waguersef, al que tenía ganas desde el principio ya que está justo sobre Ifoulou (hacía el Norte). Con 2.882 metros de altura y, como Ifoulou se encuentra aproximadamente a 1.750, son más de 1.000 metros de desnivel con una pendiente mantenida entre el 20 y el 30%.

Salimos pronto, no queríamos que el sol nos castigara mucho, y subimos por la barranquera que hay sobre Ifoulou. La misma por donde las niñas y mujeres suelen subir a por leña.

Waguersef-1-salida

Desde un principio el desnivel fue brutal, pero mis piernas respondieron de maravilla –y eso que aún no había dejado de fumar, por lo que espero en unos meses recuperar mi forma, y que pueda patearme todo el Atlas como tanto me gustaría-.

El paisaje es precioso durante todo el recorrido, primero el pinar y bosque de sabinas que hay sobre Ifoulou, con algunos ejemplares majestuosos.

Luego las vistas del pueblo de Tissili y su verde valle que se abren hacía el Este, con las cumbres del Tignousti y el Rat (3.819 y 3.781 metros de altitud respectivamente) por encima del valle -este es uno de mis retos próximos, pero necesito sacar 4 ó 5 días para hacerlo tranquilo y, si puedo, pasar al valle norte.

Waguersef-2-Valle-de-Tissili

A mitad de recorrido, una vez superado el bosque, aparecen todas las montañas del Oeste, con varios 3.000 que tengo que ir a visitar pronto. Todos  por encima de Toufrine.

Waguersef-3-Monte-Tissili

Más tarde, llegando ya a la cumbre, el valle Noroeste de Tissili, con los picos Aguendra -3.060 m.-, que ya hice el año pasado y Timlilt -2.862 m.-.

Waguersef-4-Montes-Aguendra-y-Timlilt

Y por último otra maravilla roja del Atlas –que bonitos son estos colores del Tessaout, el rojo casi granate y el verde botella claro, me emociono cada vez que descubro un paisaje así, máxime cuando tiene un pueblo-. Y allí estaban, tras la cumbre del Waguersef, los pueblos de Aguensou n-warg e Idarn n-warg, colocados de forma casi perfecta sobre el valle que baja a Taglast poblado en la carretera que une Toufrine con Ait-Tamlil, la única carretera de la zona y que cojo cada vez que salgo de Ifoulou-.

Waguersef-5-Poblados-Oeste

La cumbre estaba bastante nevada, aunque el sol de las últimas semanas había ya derretido bastante nieve –blancas cumbres cuando llegué-. Y el tiempo era maravilloso, para disfrutar de las vistas. Y así lo hicimos durante un rato, en el que Hnini aprovechó para llamar por teléfono –hay pocos sitios con cobertura cerca de Ifoulou, y esta cumbre es uno de ellos-. Yo lo intenté, pero por alguna razón me decía que todos los números a los que llamaba no existían.

Waguersef-6-En-cumbre

Tras un rato disfrutando de la cumbre, empezamos la vuelta, pero en vez de hacerlo por donde habíamos subido, lo hicimos en dirección al poblado nómada que hay sobre Ifoulou –que ellos llaman Waguersef, por estar en las faldas de esta montaña-. El sitio desde la cumbre se veía precioso, una llanura verde con una vaquitas y unas casitas de pastores nómadas –se van en verano con el ganado para aprovechar los pastos, hasta junio sólo suben las vacas, burros, mulas y caballos, desde julio ya suben cabras y ovejas-.

Waguersef-7-Poblado-nomada

Durante la bajada una nueva sorpresa, apareció una caseta con un par de cercados a –a ojo-, unos 2.500 m. Que bonita construcción rústica se ha currado el colega que, imagino, cuando los pastos del poblado nómada estén casi agotados en verano, se subirá con su ganado a esta altura hasta entonces sin utilizar. Desde ahí bajamos corriendo por la pedrera que nos encontramos, chillando y disfrutando los tres como niños.

Waguersef-8-Caseta-en-altura

Waguersef-9-Cerca-en-altura

También disfruté del bosque de Alcornoques –o eran Encinas-, que mezclados con Sabinas –que inundan todo el paisaje de Atlas- y Pinos encontramos en la bajada, y que ya nos acompañó hasta las praderas del poblado nómada, donde paramos a comer. Eran las 2 y llevábamos ya 5 horas de pateo, y Hnini tenía ya pensado el sitio –de las muchas veces que había estado allí-, junto a la surgencia escavada en la pradera, donde nos encontramos a unos pastores tumbados en la yerba, disfrutando de un maravilloso día primaveral.

Waguersef-10-Bosque

Después de un merecido descanso, y de una comida liviana pero muy rica –lástima no haberme llevado un poco chorizo-, continuamos bajando a través de un nuevo bosque –esta vez todos los árboles mezclados-, hasta la escuela de Ifoulou, a la que llegamos pasadas las 3 de la tarde.

En total, algo más de 6 horas de pateo, bellos paisajes, un precioso día y una agradable compañía. Trekking muy recomendado para los que quieran probar sus piernas y disfrutar de unas maravillosas vistas sobre el Alto Atlas.

Waguersef-11-Despedida

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