Cambiando de casa, cambiando de vida

Hace 2 años, cuando pasé por primera vez por el valle del Tessaout, al salir del mismo, en un hermoso collado que hay sobre Amezri, sentí la necesidad de hacer algo ante la situación que había visto y, más aún, ante lo que percibía. Y así lo grité ese día.

La imagen que vi, por un lado bella, salvaje y virgen, por otro lado fue demoledora. Gentes que vivían con unas carencias que si ese día me parecieron enormes -especialmente mujeres y niños-, y que a medida que he ido conociendo más y más me han parecido injustas e indignas: Falta de agua potable, educación, sanidad, energía, derechos y trato a la mujer, desnutrición, mortandad infantil, trabajo y, en definitiva, presente y futuro. (Más tarde descubrí que 7 de los 8 objetivos del milenio que la ONU se ha marcado, se dan en la zona).

A la vuelta comencé a hablar con todos, para ver que podía hacer, y muchos de mis amigos me dijeron que era muy bonito lo que intentaba, pero que sin duda era imposible conseguir nada, pero no fueron todos. Y así poco a poco, y aunque en los siguientes 6 meses tuve momentos en los que estuve a punto de dejarlo, ese sentimiento que aquel día tuve no fue algo que simplemente pasó por mí, sino que vino para quedarse, para llegar a algún lado, y para llevarme a mí a algún lado también.

Al año, justo al año, hice junto a un montón de buenos amigos del grupo de espeleología GEODA y otros que ya se habían apuntado al carro, un viaje para ver la verdadera dimensión del problema que esa gente, ese pueblo Amazigh -Bereber- del Alto Atlas Marroquí, estaba viviendo.

A la vuelta ya no había marcha atrás, se lanzaron varios proyectos que son el eje de lo que hoy se llama proyecto Tessaout, y empezamos a hablar de formalizar nuestro trabajo a través de una fundación, que hoy existe y se llama fundación Acción Geoda.
El trabajo continuó durante un tiempo, seguimos estudiando los problemas, analizando como abordarlos, dándole forma a la fundación; hubo gente que se apuntó y otra que se desapuntó, lo normal en estos casos. Pero de alguna forma, y aunque yo participé de forma activa -y a veces molesta- en todo el proceso, en cada viaje, en cada visita al valle, mi corazón se fue quedando allí, y cada vez me fue más difícil volver a mi realidad en España.

Y así, después de un maravilloso campo de trabajo en Septiembre del 2008, a la vuelta yo ya no regresé, y decidí ser coherente con lo que estaba sintiendo, decidí quedarme con mi corazón, darle sentido y lógica a todo lo que había crecido en mí durante ese año y medio. Y así ahora, justo a los 2 años de aquel primer paseo en 4x4 por el valle, me he ido a vivir allí a empujar desde dentro el cambio que las vidas de esas gentes tienen que sufrir... para mí por dignidad.

Estoy viviendo en la aldea de Ifoulou, porque el destino quiso que hiciera una foto al cartel de la asociación de desarrollo local que allí tenían constituida -y que sigue luchando por hacer algún proyecto para eso, para el desarrollo de su aldea-, y por esa foto, que todavía recuerdo, volví a verles, a ofrecerles mi ayuda, y así me quedé con ellos, y de esa foto, también, se inicio esta bella locura que es la fundación aG y el proyecto Tessaout. Y que nos hace sentirnos, a los que trabajamos por el desarrollo de ese valle, un poquito mejor.

Este blog no pretende más que ir contando como es mi vida en el valle, las cosas que siento, las cosas que vivo -alegres y tristes-, mis viajes por el precioso Alto Atlas y lo que voy descubriendo de la forma de vida Amazigh.

Fer

Fiesta para celebrar el inicio del proyecto Tessaout, Marzo 2008. Ifoulou